Por lo general, la gran mayoría de problemas de pérdida de audición son temporales y utilizando el tratamiento adecuado, pueden ser reversibles.

Los síntomas más habituales se deben a una obstrucción en el canal auditivo del oído, puede deberse, por ejemplo, a la acumulación de cerumen. Sin embargo, también existen otros problemas, mucho más graves, que se pueden producir por el paso del tiempo: por ejemplo, la presencia de pequeños tumores o quistes, infecciones en el oído externo, presencia de tímpano perforado o roto, así como la presencia de algunos objetos extraños en el conducto de los oídos.

Además, la pérdida de audición también puede ser el resultado de algunas enfermedades, de cambios físicos que se produzcan en el canal auditivo, así como de problemas relacionados y, como los expertos han concluido, todas estas anomalías son mucho más probables que se producen con el paso del tiempo. Es por esta razón por lo que las personas mayores son las que más experimentan pérdidas auditivas.

Dependiendo de cada caso, existirá un tratamiento diferente, pero estos son los tres que más se utilizan:

Fármacos: La solución de los fármacos será ofrecida por el facultativo cuando existe algún tipo de inflamación, infección, o pequeño quiste. Por lo general, se utilizan estos medicamentos cuando el problema no es tan grave y se tiene la esperanza de que el medicamento lo solucione.

Cirugía: La cirugía se suele utilizar para retirar esos cuerpos extraños, siempre y cuando no entrañen ningún riesgo. Por lo general, suelen ser cirugías sencillas.

Audífonos: Si la pérdida de audición es permanente, probablemente tengamos que decantarnos por la acción de los audífonos. Son unos aparatos especiales que potenciarán los sonidos para que los podamos captar con mayor facilidad.

Como cada caso es diferente, conviene que sea el experto quien nos indique qué es lo mejor para nosotros.