La principal causa de la pérdida auditiva es el envejecimiento, es decir que las personas mayores pueden experimentar este problema con mucha más frecuencia que los jóvenes. Sin embargo, también existen otras causas a considerar.

Lo cierto es que todos tenemos una determinada capacidad de audición y que está se va perdiendo con el paso del tiempo: a partir de los 30 años empezará a deteriorarse y, cuando llegamos a los 80, esta pérdida será más que significativa.

Una de las causas más habituales es la exposición continúa al ruido: mucho más problemática en el caso de que tengamos un trabajo en donde estemos escuchando ruidos de manera continua; puede ser en el sector de la construcción, cuando manipulamos algún tipo de máquina o, incluso, los dentistas también suelen experimentar problemas de audición debido a que la aparatología dental es bastante ruidosa.

La pérdida de audición también puede ser la consecuencia de una enfermedad, de consumo de determinados medicamentos (efectos secundarios) o de la presencia de una infección. En algunos casos puede ser hereditaria, o bien el resultado de haber experimentado algún tipo de accidente en la zona de los oídos o en la cabeza.

En algunos casos, la causa puede ser sencillos de resolver: es posible que simplemente se deba a la acumulación de cera en los oídos. Tan sólo tendremos que acudir al especialista para que se encargue de retirar ese exceso de cerumen.

También se pueden haber formado pequeños cuerpos extraños que dificulten la circulación fluida del sonido: en este caso, lo primero que nos recomendaran es la ingesta de fármacos pero, si éstos no funcionan, probablemente nos tengamos que decantar por la cirugía.

Es importante controlar todas estas causas de manera habitual para que, si se produce algún tipo de problema, podamos controlarlo con antelación.