La exposición al ruido prolongado puede ser la principal causa de la pérdida de audición; y lo peor de todo es que estamos sometidos al ruido de manera habitual, ya sea en nuestro día a día, en el trabajo, o en cualquier tipo de situación.

Los expertos aseguran que una exposición a un nivel de ruido que sea mayor a los 85dB ya está sobrepasado los límites máximos recomendados. Por lo que tendríamos que utilizar elementos protectores adecuados para evitar que nos pudiera llegar a pasar factura y nos provoque alguna deficiencia auditiva.

Al parecer, es en el entorno laboral en dónde el ruido más nos puede afectar; por ejemplo, en aquellos trabajos en dónde estamos sometidos a la utilización de máquinas muy ruidosas, cómo pueden ser las que se utilizan para nivelar el asfaltado de una carretera.

Otro de los riesgos del ruido intenso es que, con el tiempo, nuestra mente se acostumbra. De hecho, seguramente alguna vez hemos experimentado este curioso fenómeno: si estamos escuchando un ruido de forma permanente, llegará un momento en el que nuestro cerebro será capaz de aislarlo, haciendo como si este no existiera.

Pero esto no quiere decir que nos va a afectar ni mucho menos; el deterioro en los niveles auditivos, así como en nuestro cerebro, es más que considerado.

Un caso bastante destacado es el de los dentistas que están utilizando maquinaria que, aunque en un principio pueda no parecer demasiado ruidosa, puede afectarnos en mayor o en menor medida.

Todos estos casos son recogidos por el departamento de RRHH de una empresa; se estudian los riesgos y se ponen soluciones. Por ejemplo, la utilización de cascos que minimizarán el impacto del ruido.

Es de vital importancia seguir estas normas a rajatabla para evitar problemas futuros.