La pérdida de audición se produce cuando una de las diferentes partes de nuestro sistema auditivo no funciona tal y como cabría esperar. El trastorno puede llegar a afectar al oído externo, oído medio, oído interno, al nervio acústico o al sistema auditivo en general.

Este sistema tiene el objetivo de poder procesar la información que nos tramite el sonido para que pueda llegar de la forma correcta al cerebro. Si se produjera cualquier tipo de anomalía en esta transmisión de la información, la información sería incorrecta, y esto afectaría a la comunicación y a la interpretación.

Existen grados diferentes en los que se pueden clasificar la pérdida auditiva:

Conductiva: Este tipo de pérdida auditiva se produce cuando existe un elemento que actúa de bloqueo evitando que el sonido pueda pasar de nuestro oído externo al oído medio. Por lo general, para poder tratarlo se puede recurrir a los medicamentos, o bien a la cirugía.

Neurosensorial: En segundo lugar, nos encontramos con este grado de pérdida auditiva que se produce cuando existe una alteración en el funcionamiento de nuestro oído interno, aunque también puede llegar a afectar al nervio acústico.

Mixta: Combina los dos tipos de trastornos anteriores. Es cuando se produce pérdida de audición de carácter conductivo o neurosensorial.

Trastorno del espectro neuropatía auditiva: Y finalmente, nos encontramos con este tipo de pérdida de audición que se produce cuando, a pesar de que el sonido puede penetrar sin problemas en el oído, a nivel interno pueden existir algunos daños que evitan que éste se pueda procesar de la manera adecuada. A

demás, dependiendo del grado de la pérdida auditiva, el trastorno también se puede llegar en leve, moderado, grave, o, en el peor de los casos, profundo.

¡Diferentes clasificaciones para englobar a la pérdida de audición!